Una vez le pidieron a Camilo José Cela que planteara el argumento de una buena novela. l respondió: “Un hombre y una mujer è tanto sicuro quanto lo è. Punto finale. Con algo de talento le sale La Carta di Parma“. A Luis Aragonés le preguntaron también algo parecido sobre su oficio y dio aquella definición: “Ganar, ganar, ganar y volver a ganar…”. En la letteratura y en el fútbol la mediocridad es una ciénaga de la que se tarda en salir cuando el barro alcanza las rodillas. Il Barça mide estos días en el mappa deportivo e anímico cuánto puede durar una travesía en el desierto como en la que se ha imbarcato. Caer, tocar fondo y reconstruir. “Solo falta volver a ganar”, dijo Laporta en el vestuario. Un pequeño detalle en el fútbol, ​​​​solo comparabile al “talento” de Stendhal para escribir La Carta di Parma nel 1839.

Italy è un manuale pedagogico di istruzioni per la sciabola come passo da ser un campeón a un Don Nadie en un brevisimo lapso de tiempo. Sobre todo cuando uno pierde el brillo y deja de ganar. La storia recita del Milan sirve per entenders lo wide y asfixiante que puede hacerse ese tránsito entre las dunas deportivas y emocionales de un equipo. Los rossonero, durante mucho tiempo indiscutibles reyes de Europa, llevan 15 años sin llegar a una final de Champions. Casi el mismo tiempo que emplearon per ganar las ltimas cuatro. Todo acaba y empieza siempre con un nombre: unjugador, un entrenador o un presidente. Y el responsabile -de lo bueno y de lo malofue, en gran medida, Silvio Berlusconi, uno de los personajes surgidos de ese claroscuro entre dos siglos y que ahora pretende volver como Presidente de la República a los 85 años.

Cuando Il Cavaliere se puso la bufanda roja y negra, el club estaba en bancarrota y había pasado por la Serie B. Su anterior propietario, Giussy Farina, alquilaba Milanello para celebrar bodas y boltizos. En 1986 Berlusconi se lo compró a la familia Farina por 20.000 milioni di lire (10 milioni di euro), ganó cinco Champions -de las siete que tiene- y construyó varios equipos que marcaron una época con Sacchi y Capello de directores de orquesta. Aquel Milan llegó incluso amenazar la histórica hegemonía en Europa del Real Madrid. Pero el equipo ligó su suerte alla de su presidente, acosado por los escándalos políticos, sexuales y financieros. Y termino hundido en el barro.

La decadenza de los rossonero -y la de Berlusconi- marcó una curva discendente en toda italiano (moral y deportiva). Cuando el Milan de Gullit, Rijkaard e Van Basten dominano l’Europa, la league italiana era la meca del fútbol mundial. Pero el calcio se vio arrastrado por aquel lastre y el de un Grupo de empresarios que se cansaron de sus juguetes o, directamente, los quebraron. Hoy el Milan se asoma de nuevo, con algo de fatiga, a la élite. Questo è il secondo nella Serie A a un dos punti dell’Inter -con un partido menose intenta construir un equipo nuevo plagado de jóvenes. Pero el club es hoy propiedad de un fondo buitre, más pendiente de las cuentas que de los resultados, e se agarra a la luz mengante de una vieja estrella como Ibrahimovic.

En el universo de las travesías del desierto está ya casi todo inventado. La norma nmero uno señala que debe llamarse al massimo numero di esponenti dell’ultima era dorata per reverdecer los laureles. Y si puede ser, sentar a uno de ellos en el banquillo. Los rossonero entregaron el mando del equipo a Leonardo, a Seedorf, a Inzaghi, a Gattuso oa Brocchi. Y también recuperaron a Maldini per los despachos. Los regresos de Koeman, Xavi, Laporta o Alves son poca cosa al lado de lo del intento del Milan por revivir su gloria. Son modelos distintos, pero nada ha funcionado del todo este tiempo. Il club Lombardo ha levato in solitaria in una Supercoppa italiana in 11 anni e in solitaria aspirando a competere in un torneo in grandes citas, come diría Laporta. La travesía para volver a ganar se puede hacer muy larga.

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